Cumbre Vieja

Durante el 8 de diciembre la actividad eruptiva continuó con los días anteriores con actividad estromboliana intermitente de baja intensidad y emisión de altos penachos de ceniza ocasionales en el cono principal con alturas de 3,7 km en deriva hacia el sureste. En cuanto a la actividad efusiva, esta se mantuvo estable con emisión de flujos de lava concentrados en los alrededores del cono hacia sistemas de tubos lávicos. Otros flujos de lava activos continuaron descendiendo los acantilados en las costas de Las Hoyas sin llegar al mar. Se detectó un ligero incremento en las emisiones de dióxido de azufre y sismicidad en su conjunto en profundidades de entre 30-40 km. No se reportó deformación significativa.

En los días 9 y 10 de diciembre la erupción del volcán prosiguió con su gradual descenso de actividad con explosividad esporádica y penachos de ceniza ocasionales de unos pocos centenares de metros de altura. Los temblores volcánicos fueron cada vez menos con débil fluctuación, así como en los parámetros de sismicidad y deformación marcados por un significativo descenso. La efusión de lava estuvo concentrada alrededor del cono principal alimentando los sistemas de tubos lávicos sin mucha más presencia en superficie.

El 11 de diciembre la erupción prosiguió aunque cada vez de forma más débil sugiriendo un final de la actividad eruptiva mucho más cerca pero de fecha inexacta. En los respiraderos del cono principal la desgasificación es mucho más protagonista con pequeñas explosiones ocasionales de tipo estromboliano y emisión de cenizas de unos pocos centenares de metros de altura. La actividad efusiva se mantuvo estable sobre todo hacia los tubos de lava subterráneos y con algunos flujos de lava visibles en la parte del central del campo lávico y al oeste por encima de los acantilados en La Hoyas. Los parámetros de medición tales como temblores volcánicos, sismicidad y deformación del terreno continuaron disminuyendo lentamente.

Cerca del mediodía del 12 de diciembre una gran explosión repentina en el cono principal produjo un penacho de cenizas y gases que llegó hasta los 5-6 km de altura. El evento de tipo vulcaniano ocurrió como causa del taponamiento del conducto del cráter en condiciones de alta presión de gases. Este tipo de actividad encaja con el previsible estadio final de la erupción a la cual el volcán manifiesta, aunque se trata de unas condiciones peligrosas ya que este tipo de explosiones pueden volver a experimentarse. Por otro lado, se cumplen 85 días de erupción ininterrumpida del volcán llegando a ser la erupción más longeva de la historia de la isla de La Palma.

Después de la gran explosión de ayer, durante el 13 de diciembre la actividad eruptiva fue ganando intensidad tanto de forma explosiva como efusiva. En la mañana se reportaron penachos de ceniza de hasta 4,2 km de altura alcanzando los 7 km en la tarde con deriva hacia el sureste. Durante la noche la actividad fue mucho más elevada con fuertes temblores volcánicos y alternación de fuertes emisiones de ceniza con fuentes de lava, así como periodos calmados de solamente desgasificación. La ausencia de vientos provocó un auge de la concentración de gases como el dióxido de azufre en localidades de El Paso. La actividad efusiva prosiguió activa en los sistemas subterráneos de tubos de lava así como en zonas superficiales al sur de Todoque y este de Las Norias. El número de terremotos se vio incrementado en capas someras alrededor de los 10-15 km de profundidad con un claro decrecimiento de los seísmos más profundos, lo cual indicaría un menor aporte de magma hacia la superficie. No se reportaron cambios significativos en la deformación.

El 14 de diciembre la erupción pareció haber cesado ya que no hubo actividad eruptiva visible alrededor del cono principal. La ausencia de temblores volcánicos y flujos de lava activos empezaron a indicar un final de la erupción cada vez más cerca. El 15 de diciembre no se reportó ninguna novedad dejando paso a un periodo de mucha más quietud aprovechado por un grupo de científicos los cuales pudieron acercarse al cráter para realizar geoquímica de gases. El 17 de diciembre, después de 3 días sin actividad eruptiva empezó a incrementarse la probabilidad de poner fin a la erupción. El cono principal presentaba desgasificación moderada sin flujos de lava activos. La actividad sísmica continuó en niveles bajos y los temblores volcánicos cesaron por completo. Finalmente, el 25 de diciembre el Instituto Geográfico Nacional (IGN) confirmó el fin de la actividad del volcán a fecha de 13 de diciembre a las 22:21 hora local. La erupción que comenzó el 19 de septiembre de 2021 duró exactamente 85 días y 8 horas; esta estuvo dominada por actividad estromboliana de alta intensidad con episodios de fuentes de lava conocidos como paroxismos. A fecha de 25 de diciembre la actividad sísmica se mantuvo en niveles bajos sin señales de temblores volcánicos aunque no se descartaría una posible reanudación. El nuevo cono de escoria formado posee una altura de 1.121 metros de altura sobre el nivel del mar y 200 metros desde su base, con un volumen estimado de unos 200 millones de metros cúbicos de lava y tefras. La superficie máxima de las coladas de lava fue superior a las 1.200 hectáreas con un espesor máximo de 70 metros. El edificio volcánico se caracteriza por su morfología en forma de fisura eruptiva con al menos 6 cráteres alineados en dirección noreste-suroeste de 557 metros de extensión y un respiradero lateral. Respecto a los daños, la erupción destruyó más de 2.881 edificaciones según datos de satélite, 360 hectáreas de cultivos y la muerte de 1 persona por daños colaterales.